Las líneas negras, audaces y definidas, trazan un camino a través del papel, creando formas que son tanto refugio como desafío a la percepción. Dentro de estos espacios confinados, patrones lineales invitan a la contemplación, sugiriendo una profundidad que va más allá de la superficie plana.
El verde, en sus variadas manifestaciones, desde sólidos hasta rayas horizontales irregulares, ofrece un respiro visual y un contrapunto a la severidad del negro. Estos elementos verdes no solo llenan los espacios, sino que también se superponen, creando una interacción dinámica que parece emerger y retraerse en un baile rítmico.
El fondo blanco actúa como el silencio necesario para que la composición hable.