En la confluencia de la geometría y la introspección, esta pieza emerge como una meditación visual sobre la complejidad y la calma. Cada línea y sombra en esta obra está imbuida con una quietud que invita a la cavilación, mientras que los cuadros dentro de cuadros simbolizan las múltiples capas de nuestra existencia. Los tonos aqua no solo capturan un sentido de calma y renovación, sino que también evocan la naturaleza y su capacidad para inspirar paz.
La técnica de superposición de formas y el detallado fondo con tramas cruzadas crean una textura rica que da profundidad a la obra.
Esta obra es un reflejo de mi fascinación por la arquitectura de emociones. A través de la abstracción, busco capturar esos momentos efímeros de serenidad que todos experimentamos, esos instantes donde el tiempo parece detenerse y nos encontramos completamente presentes.