Mi pasión reside en capturar la esencia multifacética de nuestras ciudades.
Esta obra refleja la complejidad de la vida urbana, donde la rigidez de la arquitectura se encuentra con la efervescencia de las emociones humanas.
Los edificios, delineados con detalle meticuloso no son simples estructuras; son lienzos que narran historias, albergan memorias y materializan aspiraciones.
Los toques de color rojo insinúan una vida interior vibrante y dinámica, un corazón palpitante dentro del concreto.
Es una invitación a explorar la ciudad no solo como un espacio físico, sino como un ente vivo, respirando y sintiendo a través de nosotros.
Un homenaje a la ciudad: su estructura, su caos, y, sobre todo, su capacidad para evocar emociones profundas y conectar a las personas en un tejido social diverso y complejo.