¿Y si el ocio no es descanso sino rebelión?
Últimamente me pasa algo extraño: cuando descanso, me siento culpable. Cuando produzco, me siento agotada. Si no hago nada, me reprocho. Si hago demasiado, me disuelvo. Y en medio de ese loop, intento crear arte, grabar videos, editar, investigar, escribir… y también existir.
Este texto nace de un video que hice sobre el cansancio, la autoexplotación y el mito del descanso en la era del rendimiento. Y sí, fue paradójico: hablar del ocio mientras producía contenido para hablar del ocio. Pero esa contradicción es justo el punto.
El orgullo de estar ocupados
Vivimos en una cultura donde estar ocupad@ es símbolo de estatus. Lo llaman busy bragging: presumir lo saturad@ que estás como si fuera una medalla creativa. “No tengo tiempo” se volvió una forma de validación. Pero ¿qué pasa cuando ese orgullo se convierte en agotamiento crónico? ¿Cuando el multitasking deja de ser habilidad y se vuelve castigo?
De la obediencia al rendimiento
Ya no nos vigilan, nos agotamos sol@s. Pasamos de la sociedad disciplinaria —la del castigo, el control externo— a la sociedad del rendimiento, donde el mandato es interno, constante y silencioso. Lo explica Byung-Chul Han: ahora somos emprendedores de nosotros mismos, y si fallamos, no hay culpa, hay insuficiencia. El algoritmo reemplazó al capataz. El castigo es invisible, pero el cansancio es real.
Multitasking salvaje y rabia anestesiada
La atención fragmentada nos convierte en cuerpos vigilantes, no contemplativos. Hacemos mil cosas al mismo tiempo, pero no sentimos que avanzamos. Y la rabia —esa potencia emocional que podría transformarse en acción— se diluye entre tareas, entre notificaciones, entre pendientes. Ya no gritamos, solo nos saturamos.
El arte también se autoexplota
Como artista, me doy cuenta de que el proceso creativo se volvió campo de trabajos forzados portátil. Pintar, grabar, editar, publicar… repetir. El cuerpo se convierte en recurso, en máquina, en loop. Y el descanso ya no es pausa, es amenaza. ¿Qué pasa si dejo de subir contenido? ¿Dejo de existir?
¿Y si el ocio no es descanso sino sabotaje?
Tal vez el ocio no sea evasión, sino interrupción. Tal vez descansar no sea parar, sino resistir. Tal vez mostrar el proceso —la escritura, la investigación, el montaje— sea una forma de reivindicar el trabajo invisible que sostiene lo visible.
Este blog no tiene respuestas definitivas. Solo preguntas incómodas. Pero si te resonó algo, si te sentiste vist@, si también estás cansad@… bienvenid@.
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